Cambios en la economía boricua

Cambios en la economía de Puerto Rico

Al pertenecer a una economía globalizada, los países se hacen más interdependientes entre ellos, lo que se podría ver de forma extraña. Ejemplo de esta interdependencia la estamos observando hace unos dos años, cuando el mundo entro en recesión.

Claro está, que el hecho de que las economías estén atadas, no es principio de culpa o exoneración.  Por ejemplo, esto no quiere decir que Puerto Rico por llevar más tiempo en recesión, fue quien llevó al resto del mundo a una recesión.  Sin embargo, si tiene que ver con el tiempo de duración de la depresión económica por la que está pasando el país. Depresión que se podría decir que está a punto de ser deflación, pero donde nadie se ha percatado.

Puerto Rico lleva en recesión alrededor de unos cinco años, y se menciona que la  primera década del segundo milenio se perdió. A prima facie, podemos juzgar que es cierto que esa década se perdió, pero también es importante entender que muchas veces perdiendo se gana. Para los puertorriqueños en estos momentos es mejor ver el vaso medio lleno, donde es imperioso visualizar la situación económica bajo el principio  perdiendo se gana.

Entendiendo estos aspectos mencionados,  podemos ver como las industrias más importantes del país están totalmente deterioradas, como lo son la construcción y la banca. Partiendo de la premisa que el motor de la economía de nuestro país es la banca, ya que es quien financia el crecimiento, y la que nivela por asuntos de políticas monetarias mediante el FED, la inflación, observaremos que no todo está perdido.

Pero para tener una idea más clara de nuestra situación actual, observemos cuáles son las industrias principales y más poderosas de Puerto Rico y su impacto directo.  Comencemos con la industria más importante, la de servicios financieros, seguros e inmobiliarios, que tiene una participación del 17% del total de GDP, luego tenemos la industria de intercambios con un 11%, servicios con un 10% y el gobierno, también con un 10% de GDP. EL GDP total de PR es de $67.4 billones, con un GDP per cápita de $24,582 por persona, lo cual nos ubica número 53 en el mundo.

Cuando comparamos la economía de Puerto Rico con la de los Estados Unidos, nos percatamos de que la economía más grande del mundo, cuenta con un GDP de $14.7 trillones, y que sus industrias más importantes son los servicios con 76.9%, el área industrial con un  21.9% y la agricultura con 1.2%. Por lo que el GDP per cápita es de $46,400. Al observar y comparar ambas economías, vemos que ambas economías están apalancadas en la industria de servicios, pero donde el ingreso per cápita de Puerto Rico es de unos $ 22,000 dólares menos.

La recesión de Puerto Rico, a diferencia de la de los Estados Unidos, ocurre por decisiones financieras mal tomadas, por parte del gobierno.  Mientras que la de los Estados Unidos sobreviene  por situaciones financieras en el sector privado. Además, un problema adicional que PR viene mitigando durante esta primera década del segundo milenio es la desaparición de la Sección 936, la cual generaba 200,000 empleos muy bien remunerados, y que además le inyectaban a la banca más de 12 billones de dólares anuales en depósitos.

Está situación no ha podido ser superada por Puerto Rico, por carecer de nuevas ideas económicas que sustituyan los empleos creados por la Sección 936, aun cuando nuevas reformas fueron presentadas. Cuando evaluamos a fondo, observamos que en gran parte esto se debe a que en PR se ha educado a los estudiantes para ser buenos empleados y no para ser emprendedores. Puerto Rico no ha tenido una cultura de emprendimiento, y por ende, no es hasta hace poco que se ha despertado la necesidad de tener una cultura empresarial, que abone a la creación interna de nuevas empresas y con ellos la creación de empleos.  El no reconocer esta deficiencia a tiempo es lo que ha generado el desfase económico por el cual está pasando la Isla. Sin embargo, a diferencia de Puerto Rico, en los Estados Unidos la situación económica se ve afectada por la creación de un crecimiento económico ficticio e insostenible. Donde tanto los banqueros de Wall Street, como el muy llamado, grandes intereses, estuvieron de acuerdo en jugar un juego ficticio con el fin de lucrarse económicamente.

Lo que sí tiene que entender Puerto Rico es que a consecuencia de la debacle bancaria de los Estados Unidos, la recesión en la Isla ha sido aún más profunda y requerirá de una total restructuración de nuestro sistema financiero  y económico, pues como mencionamos al principio, estamos en una economía interdependiente. Por tal razón, para que Puerto Rico pueda salir de la recesión, tiene que trazar una política económica global que se enfoque en ayudar a los pequeños y medianos comerciantes de la Isla, aportando así a que el capital sea reinvertido internamente y con ello se fomente la creación de nuevos empleos.

De lo contrario, se estaría regalando la economía de la Isla a los grandes intereses internacionales que exportan todo su capital, aportando así a continuar fomentando una economía de codependencia de fondos federales, en vez de fomentar la interdependencia económica.  Esta situación de codependencia está agravando cada día más los males sociales, afectando a su vez cada día más las arcas del gobierno y de los ciudadanos.

Con lo antes presentado, observamos una inexistencia de valores y ética laboral, lo que  hace que las empresas, al igual que el sistema gubernamental, no funcionen. En estos momentos es necesario conseguir un mayor equilibrio, pues la inexistencia de un sistema de valores universales, la divergencia en los niveles de educación y la desigualdad social están afectando adversamente el sistema económico global.

Por estas, y otras razones adicionales, es que las industrias tienen que reconocer que las nuevas empresas pertenecientes a la era de la globalización, están en constante evolución.  Los negocios cambian constantemente, pero los que carecen de un sistema de valores, y tienen una misión y visión a corto plazo y sin profundidad, desaparecen más rápido de lo que se tardaron en desarrollarse o en crearse.