Dependencia y consumo sinónimo de pérdida de valores

                      Nuestra isla está en una etapa de estancamiento y retroceso. Estancamiento económico y retroceso o pérdida de valores, que por consiguiente no nos permiten salir del atolladero en que nos encontramos. Está situación la podríamos denominar la tormenta perfecta.

          Tormenta perfecta porque lamentablemente el deterioro social ha llegado a todos los niveles sociales y diariamente los vemos en la prensa y han pasado a ser parte normal de nuestro entorno social. Entorno que le hace más fácil a los políticos su trabajo, porque estos han llegado a su posición porque el pueblo los escogió y ellos a su vez han llegado a servirse a nombre de nosotros. Sí, a servirse, porque saben que tienen cuatro años para lograr su meta, la meta financiera personal y familiar, de una economía capitalista. Donde el poder y el dinero son socios inseparables.

          Amigos, cuando el dinero y el poder se juntan no hay espacio para los valores, para los pobres, la conservación del ambiente y la solidaridad. Es por esto que el status quo es la receta perfecta, para mantener las transferencias federales o dependencia, la evasión de impuestos, el crecimiento de la economía subterránea, aumento de la criminalidad y la pésima educación.

          En los últimos siete años hemos visto como las casas de empeño y los  negocios que prestan dinero con el título del auto, han aumentado su presencia en la isla. Mostrando evidencia de una banca totalmente achicada o con menor presencia, un sistema cooperativista enfocado en el consumo y un gobierno que promueve los negocios foráneos mediante incentivos.

          Acciones que promueven la salida de capital de la isla, lo que representa cada día, menos negocios nativos, menos capital local y un deterioro o decrecimiento de nuestro producto interno bruto.

Estas decisiones nos llevan a perder cada día más, las capacidades de desarrollo económico interno. Dado a  la escases de capital, mezclado con un gobierno totalmente endeudado, que necesita de un aumento en las contribuciones de los comercios e individuos para salvar un crédito mal utilizado.

          Estas decisiones han comenzado a pasar factura a nuestra ya raquítica economía, estamos entrando en  una mayor y más profunda recesión, donde existe ya la depresión de ciertas industrias y activos. Donde la desesperación de las familias boricuas está en su máxima expresión. Un sistema que tiene una cantera de profesionales formados y en proceso de formación, pero emigrando en el momentos que  son más necesarios. El problema es que no existe un ecosistema de negocios, que los pueda mantener  y desarrollar para competir a nivel global desde su patria.

          Mientras todo esto sucede, la economía de Estados Unidos se encuentra en crecimiento.  Crecimiento que lamentablemente para nosotros es contraproducente, ya que nosotros dependemos de una política monetaria ajena a nuestra realidad económica. Que no es la mejor receta, para una enferma condición financiera y económica.

          Que nos queda amigos, comenzar a trabajar en el establecimiento de una económica solidaria, paralela con la economía capitalista que poseemos. Por  qué tienen que ser paralelas, porque no podemos abandonar de la noche a la mañana los malos hábitos.

Una economía solidaria donde el individuo y la convivencia armoniosa con la naturaleza y los pueblos sean nuestro norte. Donde la prioridad sea servir y no ser servido, donde trabajemos en un fin común. Donde el fin común sea nuestra comunidad y  las familias, siendo estás así nuestra base y nuestra razón de ser. Donde los valores y la productividad sean el motor de nuestra salud financiera y la comunidad y la familia nuestra fortaleza económica.